El carboncillo es uno de los materiales más antiguos. En la prehistoria se utilizaba para dibujar figuras de animales sobre las paredes de las cavernas.
Se fabrica calcinando durante varias horas palillos de madera de sauce, vid o brazo, a altas temperaturas en recipientes cerrados. La madera carbonizada se convierte en un material idóneo para dibujar. El soporte más adecuado para carboncillos el papel.
Con el carboncillo se consiguen trazos ágiles muy expresivos y su calidad permite conseguir bellos tonos de claroscuro.
También podemos obtener graduaciones y texturas con difumino o gamuza. Para sacar puntos de luz utilizamos goma de modelar o miga de pan. Los dibujos a carboncillo deben ser fijados para su conservación.
Una variante del carboncillo es el carbón comprimido hecho de pigmento negro de humo mezclado con un aglutinante y presentado en barras cuadradas o redondas o en forma de lápiz. Su calidad es más dura que el carboncillo y producen tonos negros y aterciopelados.
“Información obtenida de distintos libros de plástica y visual editorial SM”
